Lo hizo otra vez. José Luis Gioja volvió a recalcular su discurso, como tantas veces en su carrera política. Hace apenas unos días, sorprendía a todos con un elogio inesperado al gobernador Marcelo Orrego. “Si hace las cosas bien, hay que acompañarlo”, dijo. Un giro llamativo viniendo de uno de los emblemas del kirchnerismo duro, más aún cuando el resto del PJ sanjuanino se dedica a criticar sistemáticamente al gobierno provincial. Pero como siempre en Gioja, cuando la interna se calienta, el panqueque gira.
Las críticas dentro del peronismo no tardaron en llegar. Dirigentes molestos, militantes desconcertados, intendentes incómodos. ¿Desde cuándo el líder histórico del PJ sanjuanino sale a elogiar a un gobierno que no es del palo? ¿Qué mensaje se supone que dio con esa frase? ¿Acaso está tanteando una puerta de salida porque ya no encuentra respaldo adentro?
Ahora, Gioja intentó reacomodar el discurso, con un nuevo mensaje dirigido a los intendentes y al resto del partido. Como si no hubiera pasado nada. Como si no hubiera elogiado a quien —en teoría— es su adversario político. Como si no lo hubieran cruzado incluso desde su propia tropa.
Lo cierto es que nadie en el PJ sabe para dónde va Gioja. Y lo que es peor: ni él parece saberlo. En cada nota, en cada acto, en cada aparición pública, cambia el tono, el objetivo, la estrategia. Un día arenga a la militancia con consignas vacías, al otro busca gestos de moderación. Un día grita “¡Cristina eterna!”, al otro reconoce que Orrego “tiene diálogo”. ¿En qué cree realmente? ¿O simplemente dice lo que le conviene según el termómetro de cada semana?
El problema para Gioja no es solo su mensaje zigzagueante. Es que ni los intendentes quieren que encabece la lista del PJ en octubre. Muchos lo respetan por su historia, pero lo ven como parte del problema, no de la solución. Representa el pasado, los pactos cerrados, el modelo agotado. Lo que menos quieren es una campaña con carteles de “Gioja 2025” mientras intentan construir algo nuevo.
Pero Gioja no se rinde. Quiere volver al Congreso. Como sea. Aunque sea cambiando de libreto cada semana. Aunque haya que elogiar al rival, aunque haya que hacerse el peronista rebelde por un día, el institucional por otro y el kirchnerista militante al siguiente.
La política cambia, la gente también. Gioja no. Gioja gira. Porque cuando lo único que importa es estar, cualquier dirección es buena. Aunque no lleve a ninguna parte.