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Published on: Editoriales

Cristian Andino hace campaña en los boliches de San Juan

Cristian Andino parece haber encontrado su manera de “hacer política”: no en los barrios, no en los lugares de trabajo, no en las escuelas ni en los hospitales, sino en los boliches. De madrugada, micrófono en mano, juega a ser payador mientras el resto del país discute cómo salir de la crisis.

El personaje que intenta mostrarse como cercano al pueblo, en realidad, cobra más de 2 millones de pesos por mes como asesor de Sergio Uñac. Un sueldo millonario para alguien que no trabaja, que no gestiona, que no produce nada más que versos improvisados en un escenario de luces y humo.

Andino es kirchnerista, de pura cepa. Es Uñac en estado puro. El mismo modelo de la política vieja, sin transparencia, sin proyectos y sin resultados. Un dirigente que se disfraza de “popular” mientras vive de un Estado que le paga fortunas por no hacer nada.

La pregunta es simple: ¿ese es el futuro que quiere ofrecer? ¿Un político que se pavonea en los boliches mientras San Juan necesita soluciones reales? Andino debería dejar de improvisar rimas y empezar a dar explicaciones. Porque entre los flashes de la noche y los millones que entran a su bolsillo, lo único que queda claro es que su campaña es un show vacío, tan ruidoso como estéril.