La proclamación de los diputados nacionales por San Juan distó de ser un acto puramente protocolar. Desde temprano, la entrada del Anexo de la Legislatura se convirtió en un punto de encuentro de militancia —en su mayoría peronista, aunque también con presencia del oficialismo provincial— que llegó a cortar la calle Laprida. Aunque no fue una gran multitud, bastó para marcar el clima previo a la ceremonia.
Los candidatos proclamados, Cristian Andino (Fuerza San Juan), Carlos Jaime (X San Juan) y Abel Chiconi (La Libertad Avanza), vivieron escenarios muy distintos. Andino llegó último, acompañado por su militancia y saludando uno por uno a quienes lo esperaban. Su ingreso generó un momento de tensión cuando parte de sus invitados, entre ellos el intendente de Ullum, David Domínguez, no pudo pasar por cuestiones de seguridad. Minutos antes del inicio, finalmente todos fueron habilitados.
La presencia peronista fue amplia: intendentes, diputados —incluido el sector giojista— y figuras que compitieron en las elecciones del 26 de octubre, como Fabián Gramajo, Gabriel Castro y Edith Liquitay.
En contraste, la proclamación de Carlos Jaime estuvo marcada por un clima más sobrio pero cargado de expectativas. El diputado provincial, que llegará al Congreso tras las renuncias de Fabián Martín y Federico Rizo, afirmó que se prepara para “meses de mucho trabajo” debido a las reformas que ingresarán al Parlamento. Acompañado por legisladores del oficialismo y por el ministro de Producción, Gustavo Fernández, celebró su designación mientras un grupo de militantes lo despedía al grito de “¡Charly, Charly!”.
La nota llamativa del día la dio Abel Chiconi, único proclamado sin dirigencia de su espacio presente. Llevaba un prendedor con el águila de La Libertad Avanza y, al sacarse la foto con el diploma, imitó el gesto característico del presidente, lo que atrajo la atención de los presentes.
Con matices, apoyos y gestos singulares, la jornada dejó en claro que la proclamación de los nuevos representantes sanjuaninos también funcionó como una escena política en sí misma.
