Ya no es un rumor, es oficial: Cristian Andino encabezará la lista de candidatos a diputados nacionales por el PJ sanjuanino en las elecciones del 27 de octubre. Detrás de él irá Graciela Seva, la dirigente que responde sin matices a José Luis Gioja. Una fórmula que habla de unidad, pero que en realidad confirma lo de siempre: las listas se arman a dedo y para pocos.
Andino llega como el gran elegido de Sergio Uñac, que vuelve a imponerlo en la boleta, igual que en 2023, cuando le dio el lugar de candidato a vicegobernador en su propia fórmula. En ese entonces Gramajo quedó afuera. Y ahora, una vez más, vuelve a quedar afuera.
El mensaje es clarísimo: para el uñaquismo, la “renovación” siempre tiene el mismo apellido. Andino es el hombre de Uñac, su asesor en el Senado, su vocero informal, su carta de continuidad. Y aunque intente despegarse de las fotos incómodas o moderar el discurso, su trayectoria lo ubica como el más leal del exgobernador. Un dirigente que no duda en defender a Cristina Fernández de Kirchner incluso después de su condena.
Detrás, en el segundo lugar, aparece Graciela Seva, que no necesita mucha presentación. Es la garantía de Gioja para seguir teniendo un pie firme en la boleta. Porque aunque critique a Uñac, aunque juegue al opositor interno, Gioja nunca se va del todo. Siempre consigue su lugar.
Mientras tanto, Gramajo y sus aliados ven desde afuera cómo cierran las puertas. El mismo Gramajo que amagaba con ser la renovación, que buscaba tejer alianzas con intendentes como Munisaga, se queda mirando cómo otra vez le arman la lista sin siquiera consultarlo. Unidad sí, pero solo para los que acepten las reglas de Uñac y Gioja.
Así funciona la “unidad” del PJ sanjuanino. No es un acuerdo amplio ni una síntesis de ideas. Es un pacto de poder. Es sostener a los mismos nombres, aunque la gente haya hablado claro en las urnas. Es reciclar la misma receta esperando un resultado distinto.
El PJ cierra su lista con Andino y Seva a la cabeza. Pero más allá de los nombres, lo que queda claro es el método. Uno que ya conocen de memoria: repartir cargos para garantizar lealtades y apagar internas. Aunque para eso haya que dejar a varios afuera. Aunque para eso haya que resignar cualquier atisbo de renovación real.
Y después se preguntan por qué la gente se cansó de votarlos.