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Published on: Editoriales

El PJ: todos adentro, nadie al frente

Prometen unidad, hablan de reconstrucción y se sacan fotos sonrientes. Pero la realidad que sale a la luz es otra: el peronismo sanjuanino está quebrado por dentro. No hay proyecto colectivo; hay una pelea de sillones, un reparto de lugares y un objetivo compartido por todos los actores: asegurarse un cargo.

Cristian Andino representa la continuidad del uñaquismo. No es una renovación: es la misma lógica de siempre con otro traje. Si Uñac es la mano que ordena, Andino es la letra que obedece; el resultado es un peronismo que responde más a lineamientos nacionales que a las necesidades de la provincia. Eso, por definición, lo acerca al núcleo kirchnerista que hoy manda en Buenos Aires.

José Luis Gioja, por su parte, ya no disimula la prioridad: su brújula está puesta en defender a Cristina. Es legítimo tener lealtades, pero no cuando la apuesta a la defensa del liderazgo nacional se vuelve pretexto para evitar debates locales y para blindar nombres. Gioja habla de volver al Congreso para proteger a su círculo; la provincia queda en segundo plano.

Fabián Gramajo, en cambio, mira más lejos: piensa 2027. Su cálculo no es la lista de octubre sino el tablero a mediano plazo. Puede haber buena gestión territorial detrás de su figura, pero la ambición personal lo transforma en otra pieza de un rompecabezas hecho de intereses individuales más que de proyecto colectivo.

La suma es simple: tres lógicas distintas, un mismo resultado. Todos quieren cargos y pocos están dispuestos a salir a la calle por un candidato que no lleve su sello. Los intendentes, que deberían ser columna vertebral de una campaña territorial, rehúyen la calle; no es que no tengan votos, es que no quieren comprometer sus sillones por listas que no nacen de consensos reales.

El vicio es conocido: cerrar la lista a puertas cerradas, que la Mesa Ejecutiva imponga nombres y después vender una foto de “unidad”. Pero la unidad no se finge: se construye, se discute y se convence. Y hoy, lo que se percibe es una operación de supervivencia interna, no una oferta política para la provincia.

Si el PJ sigue reduciendo la política a colocarse en la fila del reparto, el costo lo pagarán sus propios dirigentes en las urnas. Gobernar no es acomodar intereses; es proponer. Y mientras la prioridad siga siendo quién ocupa el primer lugar de la boleta, San Juan seguirá esperando respuestas que nunca llegan.