La «Revolución Deportiva» del exgobernador Sergio Uñac dejó una obra cuyo costo y utilidad siguen generando interrogantes. El velódromo de Pocito, una construcción monumental que consumió 20 millones de dólares (o más), prometía posicionar a San Juan como epicentro del ciclismo mundial con el Campeonato de Pista 2025, que iba a generar aún más gastos. Pero este evento no se realizará en la provincia, y la obra se perfila como una estructura vacía, un capricho sin propósito claro y con un mantenimiento anual que costará fortunas.
Para dar una idea de la dimensión del gasto, equivale a 4 estadios del bicentenario y el mantenimiento cuesta 50 veces más, debido a que las maderas de Finlandia que se trajeron a San Juan deben ser mantenidas con aire acondicionado todo el año. Lo peor de todo es que sólo permite realizar ciclismo de pista, y tiene menos capacidad que el viejo Estadio Cerrado.
Los 20 millones de dólares invertidos en el velódromo podrían haber transformado áreas clave para el desarrollo de San Juan. Mejorar las rutas de Jáchal o Sarmiento, fundamentales para productores locales, habría impactado directamente en la economía, potenciando sectores como la industria de la cal y generando empleos. Sin embargo, la gestión de Uñac priorizó un proyecto diseñado para el lucimiento personal y la satisfacción de intereses particulares ligados al ciclismo de pista, una actividad predilecta de su familia pero que se practica poco en la provincia.
No es casualidad que este deporte recibiera una atención especial. Jorge «Coqui» Chica, ex secretario de Deportes y figura central en la política deportiva de Uñac, tiene un historial familiar vinculado estrechamente al ciclismo. Como presidente de la Federación Ciclista Sanjuanina, su influencia fue determinante para convertir esta disciplina en la gran favorecida del presupuesto provincial. Desde la creación de la Secretaría de Deportes en 2015, con rango de ministerio, se manejaron millones de dólares, pero los resultados fueron pobres y las áreas deportivas fuera del ciclismo quedaron relegadas.
La falta de planificación y visión a largo plazo definieron la política deportiva de la gestión Uñac-Chica. No hubo un plan estratégico que incluyera a todas las disciplinas ni un desarrollo integral del deporte en la provincia. El desempeño de San Juan en los Juegos Binacionales de 2023, realizado en San Luis, fue una muestra de esta improvisación: los resultados fueron decepcionantes, reflejando una falta de preparación y apoyo para los deportistas locales.
Mientras tanto, el velódromo se alzaba como un símbolo del despilfarro y la falta de prioridades. ¿Qué sentido tiene construir una obra de tal magnitud si no se garantiza su utilización efectiva y sostenida en el tiempo? ¿No debería haber primado el beneficio colectivo sobre los intereses personales? Parece que en la era uñaquista nada de eso podía suceder.
Y los resultados de esa obra han sido que Coqui Chica accedió al cargo de presidente de la Unión Ciclista Argentina, un sueño de su padre que hemos financiado todos los sanjuaninos con 20 millones de dólares, más gastos de mantenimiento anual. La carrera política del Coqui, la pagamos entre todos
El gobierno actual no sólo hereda una obra costosa, sino también la responsabilidad de encontrarle un uso viable para evitar que se convierta en un monumento al despilfarro. El mantenimiento del velódromo requiere recursos significativos: ¿refuncionalizar?, ¿adaptar a otros deportes?. El velódromo es una papa caliente
Ahora el desafío es transformar este capricho millonario en una oportunidad para los sanjuaninos. Planificar una agenda que incluya a deportistas locales, garantizar el acceso a infraestructura deportiva diversa y fomentar el alto rendimiento son pasos necesarios para dar un giro positivo a esta pesada herencia.
El velódromo es un ejemplo más de las obras kirchneristas en las provincias que dependían económicamente de la transferencia de fondos discrecionales por su alineamiento ideológico.
