Skip links
Published on: Editoriales

Empresarios que quieren pescar en la pecera… y que además les regalen la caña

Desde hace años, en San Juan se repite como mantra que hay que fomentar la empleabilidad local, fortalecer el compre sanjuanino y priorizar a las empresas de la provincia. Y está bien. El desarrollo económico local no se consigue sin una estrategia que apunte a generar oportunidades para los que están cerca. Pero lo que no puede naturalizarse es que eso se convierta en un vale todo para los empresarios que, en vez de crecer, se acomodan. Que confunden el respaldo con la garantía, y la oportunidad con el privilegio.

Las alertas encendidas en algunos medios sobre el “avance” de Mendoza sobre los negocios mineros sanjuaninos son el ejemplo perfecto. De pronto, aparecen informes y advertencias como si los mendocinos fueran enemigos en vez de competidores. Como si estuvieran robando algo, cuando en realidad están haciendo lo que cualquier empresario con iniciativa haría: mirar dónde hay oportunidades e ir por ellas.

¿Y qué hacen muchos empresarios sanjuaninos mientras tanto? Se quejan. Reclaman. Operan en los medios. Piden más respaldo. Pero no invierten, no mejoran sus servicios, no buscan estándares de calidad, no se profesionalizan. Esperan que les den trabajo por el solo hecho de tener CUIT sanjuanino. Como si con eso alcanzara.

Hay que decirlo sin vueltas: si empresas de otra provincia pueden avanzar sobre el negocio minero de San Juan, el problema no está en ellas, sino en nosotros. En esa lógica cómoda del empresario que quiere pescar en una pecera armada por otros, pero además pretende que le regalen la caña, el anzuelo y hasta el pescado.

Una gestión puede promover el compre local. Puede bajar impuestos, mejorar los procesos de contratación, generar diálogo con las cámaras. Pero no puede —ni debe— garantizarle trabajo a empresas que no están a la altura de la demanda real. Porque eso no es desarrollo, es subsidio encubierto.

La minería no espera. Ni perdona improvisados. Si San Juan quiere aprovechar su enorme potencial, necesita empresarios más ambiciosos, más eficientes, más competitivos. No operadores de pasillo. No llorones de escritorio. El momento es ahora. El resto, es excusa.