La Fiesta del Carneo Español en Rawson dejó algo más que salames y morcillas: volvió a dejar en evidencia lo que ya nadie puede disimular en el peronismo sanjuanino. Hablan de unidad, pero ni para una fiesta se pueden ver las caras.
El sábado, Fabián Gramajo se mostró sonriente junto a su esposa, Daniela Rodríguez, intendenta de Chimbas. Llegaron, comieron, saludaron, posaron. El domingo, en cambio, fue el turno de Cristian Andino, David Domínguez (Ullúm) y Analía Becerra (San Martín). Todo prolijito, bien separado, como para no cruzarse. ¿Casualidad? No. Estrategia.
Es que en el fondo, cada uno está en su propio juego. Andino no solo fue a mostrarse: se subió al escenario a cantar. Sí, como su campaña no emociona, ahora prueba con la música. ¿El canto como herramienta de militancia? ¿O simplemente un acto de ego político?
Mientras tanto, Munisaga, el anfitrión e intendente de Rawson, recibió poco y nada de respaldo. El sábado lo dejaron solo. El domingo, los que fueron, fueron por sí mismos, no por él. ¿Le están soltando la mano? ¿O ya se dieron cuenta de que su proyecto se achicó antes de arrancar?
Y en medio de todo esto, los sanjuaninos miran atónitos cómo los dirigentes del PJ se pasean de evento en evento sin poder sacarse una sola foto juntos. Ni un gesto de unidad real. Cada uno cuida su armado. Cada uno juega su partido. Y todos especulan con octubre y, sobre todo, con 2027.
La fiesta fue del carneo, pero el plato fuerte fue político. Gramajo el sábado. Andino el domingo. Nada juntos. Nada casual. Y el “frente de unidad” que prometen… se sigue cocinando, pero sin condimentos. Porque al parecer, en el PJ cada quien quiere su porción, pero no está dispuesto a compartir el asado.