El último fin de semana, más de 5.000 familias sanjuaninas tuvieron que ser asistidas por el Gobierno Provincial a raíz de las intensas lluvias que anegaron calles y viviendas. Cada tormenta vuelve a recordarnos la falta de infraestructura básica que atraviesa a la provincia: desagües colapsados, barrios enteros bajo el agua y familias que pierden lo poco que tienen.
Durante 20 años de gestión, el peronismo en San Juan se enorgulleció de grandes obras como el Velódromo Vicente Alejo Chancay o el Teatro del Bicentenario, pero no destinó la misma energía ni presupuesto a resolver problemas estructurales como el sistema de drenaje. El resultado es el mismo: la naturaleza desnuda las prioridades equivocadas de quienes gobernaron.
Sergio Uñac, quien estuvo al frente de la provincia durante ocho de esos veinte años y hoy ocupa una banca en el Senado cobrando más de 10 millones de pesos por mes, debería dar explicaciones. Es fácil hablar de progreso y de federalismo en Buenos Aires, pero es en San Juan donde se ve el verdadero legado de su gestión: calles convertidas en ríos y familias esperando asistencia del Estado.
Es hora de que la política mire de frente a los sanjuaninos y entienda que el progreso no se mide en estadios ni en fotos de inauguraciones, sino en la capacidad de garantizar que una lluvia no sea sinónimo de desastre para miles de hogares.