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Published on: Editoriales

La Libertad Avanza… pero la soberbia también

Si algo caracteriza a La Libertad Avanza versión San Juan es la confianza desmedida. José Peluc, su principal referente, anda repitiendo en off que pongan al candidato que pongan, “igual van a ganar”. Da la sensación de que la soberbia es más grande que el armado político que lograron hasta ahora.

En estos días confirmaron que no van a formar un frente con otros espacios. Todo el que quiera sumarse deberá hacerlo bajo el sello de La Libertad Avanza, sin discutir nada. Esa decisión suena cómoda cuando se vive convencido de que el viento nacional de Milei te va a llevar puesto todo. Pero esta vez hay un detalle clave: en San Juan no tendrán la boleta presidencial para empujar los votos. Van solos. Y en octubre se verá si esa seguridad de Peluc era convicción o puro humo.

Los nombres que suenan tampoco generan demasiado entusiasmo: Martín Turcumán, Dino Minozzi y Darío Peña. Todos con pasado político, todos conocidos, pero ninguno con un liderazgo que encienda pasiones. Más bien todo lo contrario. Mientras tanto, Peluc insiste en que cualquier candidato será competitivo. Como si el solo hecho de colgarse la camiseta liberal garantizara los votos.

Esa confianza excesiva ya la vimos antes en otros partidos. Creer que con el arrastre de Milei alcanza puede ser un error de principiante. Porque a diferencia del año pasado, esta elección será local, con otras prioridades, con otras lecturas, y con sanjuaninos que también evaluarán qué hicieron los libertarios en el Congreso y si cumplieron con algo de lo que prometieron.

Por ahora, La Libertad Avanza sigue más preocupada en mostrarse como la fuerza invencible que en armar un proyecto serio. Van por todo, pero con poco. Soberbia de sobra, humildad ninguna. Y cuando la política se ejerce con esa actitud, el voto de la gente muchas veces llega con un mensaje contundente: nadie gana sólo con palabras grandes y promesas fáciles.

Peluc puede repetir que “van a ganar con cualquiera”. Pero en octubre se sabrá si esa frase era una certeza o un exceso de confianza que se paga caro en las urnas. Porque la política cambia rápido. Y la soberbia… no te salva de perder.