En mayo, San Juan volvió a sufrir una caída en la coparticipación nacional. Los números son claros: menos dinero enviado desde Nación, menos margen para invertir, menos herramientas para sostener servicios esenciales. Sin embargo, y contra todo pronóstico, la provincia no se paralizó. Al contrario: con menos, hizo más. Y eso tiene nombre y apellido.
Marcelo Orrego demostró que administrar no es solo recibir fondos. Es planificar, ordenar y priorizar. Mientras otras provincias frenan obras, recortan beneficios o se sumergen en la incertidumbre, San Juan se convirtió en la primera del país en reactivar la obra pública con fondos propios. Porque donde no alcanza con reclamar, hay que resolver.
Pero no fue solo eso. En medio del ajuste, la provincia también cumplió con una promesa histórica: el boleto estudiantil gratuito. Una política que parecía inviable en este contexto económico, pero que Orrego puso en marcha sin excusas. Porque cuando hay voluntad de cumplir, se busca el cómo, no el por qué no.
Y mientras Nación achica, San Juan sigue ampliando derechos: ya se entregaron miles de casas del IPV, devolviendo dignidad y estabilidad a cientos de familias. Una gestión que pone el foco donde importa, sin ruido, sin show, pero con resultados.
La coparticipación puede caer. Los recursos pueden ser menores. Pero hay algo que no baja: la capacidad de gobernar con responsabilidad. Orrego lo entendió desde el primer día. Y hoy, los sanjuaninos ven que, aún con menos, se puede avanzar. Porque la diferencia no la hace el presupuesto. La hace la decisión de administrar bien.
