La fractura del PJ en San Juan ha expuesto las alianzas de los dirigentes que eligen su bando en la arena nacional, particularmente en relación con la figura de Cristina Fernández de Kirchner. Cristian Andino ha sido uno de los primeros en definir su respaldo a la ex mandataria, siguiendo el rumbo marcado previamente por Sergio Uñac, quien se acercó públicamente a la líder nacional en un movimiento que algunos interpretan como una búsqueda de reposicionamiento dentro del kirchnerismo.
Este realineamiento también incluye al exgobernador José Luis Gioja, quien, aunque con apoyo desde una base local dividida, ha encontrado espacio dentro de la corriente de Fernández de Kirchner. Sin embargo, los líderes sanjuaninos no figuran en los puestos de mayor influencia, lo que plantea interrogantes sobre el peso real que sus alineaciones tendrán en el juego de poder nacional.
En tanto, los intendentes Carlos Munisaga de Rawson y David Domínguez de Ullum, así como Matías Sotomayor, parlamentario del Mercosur, y la senadora Celeste Giménez, ya se han posicionado junto al sector de Uñac y, hasta ahora, no han dado señales de cambio de dirección. En la misma línea kirchnerista se encuentran otros representantes clave, como el intendente Fabián Aballay (Pocito) y Fabián Gramajo, ambos cercanos al uñaquismo y al giojismo, respectivamente. Además, desde Albardón, el intendente Juan Carlos Abarca y su esposa, la diputada Cristina López de Abarca, han manifestado abiertamente su apoyo al kirchnerismo, destacando recientemente el papel estratégico de Fernández de Kirchner.
Por otro lado, Walberto Allende, fiel a su estilo crítico, se ha posicionado abiertamente en oposición a este sector. Desde el Congreso, el diputado nacional ha cuestionado la interna del PJ, dejando clara su distancia del kirchnerismo. Eduardo Cabello, titular de la UOCRA y diputado provincial, también ha mantenido una postura contraria, reafirmando que «La Cámpora no es el peronismo» y rechazando cualquier vínculo con la expresidenta.
Así, el peronismo sanjuanino sigue en tiempos de organización en un escenario de lealtades divididas, donde el respaldo a Fernández de Kirchner no garantiza automáticamente un lugar en los escalafones más altos, pero sí redefine el mapa político provincial y su relación con la política nacional.