Mientras la oposición se desespera por definir nombres, listas y estrategias, en el oficialismo sanjuanino reina el silencio. No hay filtraciones, ni off the record, ni siquiera rumores consistentes. Apenas una certeza: nadie sabe nada. Y eso, en política, también dice mucho.
Algunos medios se apuraron a publicar posibles nombres. Pero lo cierto es que hoy pueden ser todos… o ninguno. Entre los funcionarios del Gobierno provincial domina la cautela. No hay confirmaciones, ni señales claras. Solo hermetismo. ¿Decisión estratégica? ¿Exceso de tranquilidad cuyana? ¿O una tibieza que impide marcar el rumbo?
Marcelo Orrego, dicen quienes lo conocen, no actúa bajo presión ni por impulso. Pero el tablero político se mueve, y el calendario avanza. ¿Hasta cuándo conviene guardar las cartas?
Mientras tanto, la gestión sigue su curso: recorridas, inauguraciones, reclamos a Nación. Todo en tono bajo, sin estridencias. ¿Alcanzará con eso?
Porque una cosa es evitar la rosca por convicción y otra es dejar un vacío que otros aprovechan para ocupar. En la política, como en el ajedrez, a veces esperar demasiado puede ser tan costoso como apurarse.
¿Habrá sorpresa? ¿Está todo pensado o todavía nada definido? ¿El silencio habla o simplemente no hay mucho para decir? En San Juan, por ahora, la incógnita sigue en pie.
