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Published on: Editorial

Rencores, desconfianza y encorsetamiento: un nuevo intento del PJ por recomponerse.

El mecanismo de generación excluyente del Peronismo está en jaque. Mauricio Ibarra, el exasesor de Sergio Uñac y gran armador del “último consenso” lo dijo esta semana: “los nombres que suenan -para integrar la lista de candidatos a las Legislativas- están gastados” y añadió que la solución para el PJ es incluir a candidatos poco conocidos, con llegada real a la gente, como hizo LLA en los últimos comicios. La situación no difiere mucho de lo que viene advirtiendo el exintendente de Chimbas, Fabián Gramajo, quien resaltó en reiteradas oportunidades que, si la ciudadanía les dijo que no en el 2023 hay que cambiar de fórmula. Pero él no toma su propio consejo.


Ahora, en un intento de búsqueda de la unidad, como si fuera el eslabón perdido, el PJ quiere encorsetar a los que considera librepensadores. En ese listado entran Gramajo y también el distante Franco Aranda. Es por ello que, el presidente del partido y actual jefe la bancada en Diputados Juan Carlos Quiroga Moyano, advirtió que este viernes van a presentar un interbloque con aliados en la Cámara de Diputados y que buscarán incorporar a Gabriel Sánchez, legislador de Chimbas, y también al exintendente de Capital. Con poca pericia, el veinticinqueño lanzó que, sería una «mala señal interna» que Gramajo no acompañe si aspira a ser candidato a diputado nacional por el peronismo; y seguidamente apuntó contra Aranda, quien preside la Comisión de Hacienda y viene respaldando proyectos del oficialismo provincial. No los une el amor, es a lo guapo.


Los viejos rencores están a flor de piel y la desconfianza ha corroído cualquier intento de fusión que a la mínima presión cede. No es casual la búsqueda de Quiroga Moyano, como también es evidente el armado que se revela entre sombras desde Rawson y Chimbas. Ibarra y Gramajo coinciden en pensamientos, en conceptos y en percepciones acerca del uñaquismo. La amenaza de partir la mesa está siempre latente. Más que los deseos de unificación. Hay demasiada herida fresca en la piel de un peronismo bicéfalo, que permanece con la espada en la mano para ver qué cabeza se corta primero.

¿Alguien podrá domar a ese monstruo en el que cada una de esas dos mentes dice una cosa, pero hace otra? Por ahora eso es impensado, porque, para abajo, cada uno de sus miembros responde de manera disímil y peligrosa. No hay corsé que logre la ortopedia de dar forma para llegar armados a las urnas.