El Gobierno nacional sumó una derrota parlamentaria este jueves 3 de abril en el Senado, ya que con amplia mayoría, se rechazaron los dos pliegos de los jueces que propuso para la Corte Suprema de Justicia, el de Ariel Lijo y Manuel García Mansilla. En la iniciativa coincidieron los senadores que responden a Cristina Kirchner y Mauricio Macri, que ofrecieron quórum.
En el medio de esta batalla, el que había quedado en una posición incómoda era el Senador Nacional Sergio Uñac respecto de cómo votaría sobre un rechazo a los pliegos de los jueces de la Corte Suprema, Ariel Lijo y Manuel García Mansilla, designados por decreto por el Presidente, Javier Milei. El exgobernador quedó en la mira de todo el arco político del país, en particular de la presidenta del PJ, Cristina Fernández, porque aparecía entre los senadores considerados «outsiders» que respaldaron el pliego de Lijo, ya que firmó el pliego junto a la santiagueña Claudia Ledesma Abdala y Lucía Corpacci, al catamarqueño Raúl Jalil y al santiagueño Gerardo Zamora.
Sin embargo, y fiel a su estilo camaleónico, Uñac votó por la negativa a García Mansilla, pero a favor de Lijo. Ahora, tras meses de especulaciones, finalmente La Libertad Avanza se quedó sin plan B y, dicen, con la silla de Manuel García Mansilla firme en el máximo tribuna de Justicia hasta el 30 de noviembre, tal como se estableció en el decreto que firmó Javier Milei. En el caso de Lijo, su postulación quedó en punto muerto.
Mientras tanto, Uñac sigue mostrándose impredescible. ¿Responde solo a su conveniencia? ¿No tiene el músculo para ser oposición? Mientras más tiempo pasa su conducta errática se refleja aún más en lo que sucede en el PJ local.
