En la División Rural de la Policía de San Juan, un grupo de caballos criollos que fueron rescatados de distintos episodios de maltrato y cuatrerismo encontró una nueva vida. Lejos de los abusos, ahora forman parte de la fuerza y colaboran en tareas de patrullaje y prevención.
Entre las historias más destacadas figuran Esperanza y Elegante, rescatados de un cuatrero que los estaba faenando; Cirineo, que tras ser recuperado hoy cumple funciones; y Perdigón junto a Sonic, hallados tras un accidente en Zonda y luego incorporados al equipo.
Los animales reciben alimentación balanceada, controles veterinarios mensuales y un proceso de entrenamiento que puede extenderse hasta seis meses, dependiendo de la experiencia previa de cada ejemplar. La rutina diaria busca fortalecer la confianza con los jinetes, la disciplina y también el bienestar de los caballos.
Al finalizar su ciclo de servicio, muchos de ellos son donados a escuelas agrotécnicas o participan en programas de equinoterapia, lo que extiende su rol social y comunitario. Así, los caballos que alguna vez fueron víctimas de maltrato hoy representan una historia de resiliencia y reinserción.