Los fraudes por internet se convirtieron en un fenómeno en alza en San Juan. Según datos de la Unidad Fiscal de Investigaciones de Delitos Informáticos y Estafas, cada jornada ingresan en promedio una docena de denuncias por delitos vinculados al mundo digital. Eso representa un caso cada dos horas, sin contar fines de semana ni feriados.
La cifra marca un aumento de entre el 10 y el 12% con respecto al año anterior, y pone sobre la mesa una preocupación creciente: cada vez más sanjuaninos caen en trampas virtuales, muchas veces sofisticadas, que van desde fraudes con tarjetas hasta engaños por redes sociales o compras falsas por internet.
El fiscal coordinador de la unidad, Pablo Martín, explicó que los lunes suelen recibir más denuncias por la acumulación del fin de semana, y que los ciberdelitos no distinguen edades, aunque los más afectados siguen siendo jubilados.
Entre los métodos más comunes figuran: consumos no autorizados con tarjetas de crédito o débito, enlaces engañosos que simulan ser promociones de servicios o plataformas de streaming, y falsos vendedores o compradores en sitios como Marketplace.
“Una persona cree que está vendiendo una bicicleta, recibe un comprobante falso por millones, y termina devolviendo plata que nunca le ingresó. En esos casos, incluso adultos jóvenes han sido víctimas”, detalló el fiscal.
Los estafadores aprovechan vacíos legales y el anonimato que permite el mundo digital. Si bien cuando el dinero se usa dentro de San Juan se puede rastrear a los responsables, cuando los fondos van a otras provincias como Buenos Aires, Mendoza o Córdoba, es mucho más difícil seguirles el rastro.
El trabajo de la fiscalía también incluye gestionar soluciones con los bancos, especialmente en casos donde las víctimas recibieron créditos a su nombre que nunca solicitaron. “Un jubilado no puede recibir seis millones y mandarlos todos en minutos. Ahí se exige que el banco asuma la responsabilidad”, afirmó Martín.
Desde la UFI insisten en la importancia de denunciar y mantenerse alerta. No compartir datos personales, evitar links sospechosos y desconfiar de supuestas ofertas o llamadas de entidades financieras son algunas de las recomendaciones básicas para no caer en la trampa.