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Published on: Provinciales

Preocupación y malestar por las condiciones en las auditorías de pensiones

Las escenas que se repiten cada madrugada en la sede de la Agencia Nacional de Discapacidad de San Juan reflejan una situación alarmante: adultos mayores, personas con discapacidad y familias enteras haciendo fila desde la noche anterior, soportando el frío y la falta de servicios básicos para intentar acceder a un turno de atención.

Esta situación se desencadenó tras la decisión del gobierno nacional de auditar las Pensiones No Contributivas (PNC), en el marco de una revisión masiva iniciada por el Ministerio de Capital Humano. Como consecuencia, beneficiarios de distintas zonas de San Juan han sido convocados a presentarse personalmente en la sede local, sin demasiadas precisiones previas.

“Me llegó una carta con la fecha y dirección, pero no decía qué debía llevar. No quiero perder la pensión”, comentó una vecina que había llegado a las 4 de la mañana y logró uno de los últimos turnos disponibles. El cupo diario ronda los 100 turnos, pero la demanda supera ampliamente esa cifra.

Quienes llegan desde departamentos alejados, como 25 de Mayo, Calingasta o Jáchal, lo hacen en condiciones precarias, muchas veces acompañados por familiares que también deben pasar la noche en la vereda, sin bancos, abrigo ni baños disponibles.

Una madre relató que llegó pasadas las 3 de la madrugada con su hija con Síndrome de Down: “No hay información clara, nadie nos dice si estamos en regla o qué presentar. Todo esto genera angustia e incertidumbre”.

La atención, según cuentan los propios asistentes, se realiza con muy poco personal y con demoras de hasta 30 minutos por persona. “No es culpa de los empleados, pero no dan abasto”, agregó otra mujer, que también señaló haber sufrido un maltrato verbal por parte del personal de seguridad al intentar sentarse en un cantero tras varias horas de espera.

El pedido que se repite entre los presentes es claro: mayor organización, descentralización en la atención y condiciones mínimas para esperar. En plena temporada de bajas temperaturas, la urgencia por respuestas no solo es administrativa, sino también humana.